No se trata sólo de un problema de definición, mas bien, es fundante para toda la vida social, para toda política que quiera defender los tan preciados derechos, es crucial para la definción y la ejecución de la justicia.
Desde el Cristianismo podemos afirmar, solo en Cristo, por él y con él podremos alcanzar la anhelada felicidad, concreta y humana.