Jonás finalmente se levanta y va a Nínive y predica allí el sermón dado por Dios, "todavía cuarenta días Nínive destruida". Para gloria de Dios toda la ciudad creyó a Dios y se arrepintió. Jonás pudo ver con sus propios ojos que "la salvación es de Jehová". Dios salva por gracia a esta impía ciudad y creemos que nunca se ha visto algo igual en la historia, cerca de 1 millón de almas fueran salvas, en un solo día, a través de un mensaje de destrucción, predicado por un profeta rebelde.