La verdadera prosperidad es aquella que incluye el bienestar del cuerpo, del alma y del espíritu.
Mucha gente confunde la “prosperidad” con la acumulación de bienes materiales, la fama o el poder… pero medita esto:
¿De que sirven los bienes materiales, la fama o el poder si te encuentras enfermo físicamente, destrozado anímicamente y vació espiritualmente?
La verdadera prosperidad es aquella que incluye el bienestar del cuerpo, del alma y del espíritu.
Dios desea que disfrutemos de una salud completa, porque sólo así podemos reflejar la plenitud de Cristo en nosotros.