Capítulo 27: Deuteronomio 27 nos habla de las maldiciones que se proclamaron desde el monte Ebal. La maldición es consecuencia de desobedecer los principios de vida que Dios estableció. El pueblo de Dios, Israel, vez tras vez, terminaba desobedeciendo a Dios y como consecuencia de esto llegaba la maldición. En Jesús podemos encontrar la libertad de la maldición al darnos una muestra extraordinaria de su amor. Comparte: Juan Carlos Teliz Haro