La hospitalidad cristiana, es el maravilloso arte, de recibir en mi hogar, en este espacio íntimo y de seguridad personal, a un extraño y tratarlo con el mayor amor, cuidado y protección posible, proveyéndole de todo lo mejor que tengo, para así, hacerlo sentir como si estuviera en su propio hogar. Mi hogar es tu hogar. Esto es más que revolucionario.