Aunque muchas veces queramos alegar ignorancia para justificar nuestro pecado delante de Dios, siempre habrá consecuencias. No podemos simplemente lavarnos las manos.
Aunque muchas veces queramos alegar ignorancia para justificar nuestro pecado delante de Dios, siempre habrá consecuencias. No podemos simplemente lavarnos las manos.