La Expiación tiene lugar en el tiempo, pero no es para el tiempo.
Puesto que se encuentra en ti, es eterna.
Lo que encierra el recuerdo de Dios no puede estar limitado por el tiempo, del mismo modo en que tú tampoco puedes estarlo.
Pues sólo si Dios estuviese limitado, podrías estarlo tú.
El instante que se le ofrece al Espíritu Santo se le ofrece a Dios en tu nombre, y en ese instante despiertas dulcemente en Él.
En el instante bendito abandonas todo lo que aprendiste en el pasado, y el Espíritu Santo te ofrece de inmediato la lección de la paz en su totalidad.