Creer que un Hijo de Dios puede estar enfermo es creer que parte de Dios puede sufrir. El amor no puede sufrir porque no puede atacar. Recordar el amor, por lo tanto, trae consigo invulnerabilidad. No te pongas de parte de la enfermedad en presencia de un Hijo de Dios aunque él crea en ella, pues tu aceptación de que Dios reside en él da testimonio del Amor de Dios que él ha olvidado.