Un error, en cambio, no es algo atractivo. Lo que ves claramente como una equivocación deseas que se corrija. A veces un pecado se comete una y otra vez, con resultados obviamente angustiosos, pero sin perder su atractivo. Mas de pronto cambias su condición, de modo que de ser un pecado pasa a ser simplemente un error. Ahora ya no lo seguirás cometiendo; simplemente no lo volverás a hacer y te desprenderás de él, a menos que todavía te siga sintiendo culpable. Pues en ese caso no harás sino cambiar una forma de pecado por otra, reconociendo que era un error pero impidiendo su corrección. Eso no supone realmente un cambio en tu percepción, pues es el pecado y no le error el que exige castigo.