María y Marta le dijeron, “Señor, tu amigo está enfermo” y la actitud de Jesús fue prácticamente decir, “mándenmelo a saludar”. Jesús, no fue a orar por su amigo de inmediato sino que esperó dos días más. Sus discípulos, extrañados, pudieron haber pensado, “¿por qué no vamos inmediatamente?” pero Jesús respondió, “esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. En otras palabras, el Señor estaba diciendo “Dios tiene sus propósitos”.