Durante la pandemia muchos han desfallecido al punto que algunos hasta se quitaron la vida. El deseo de Dios no es que el hombre muera. El Señor habló por medio del profeta Ezequiel diciendo:“Vivo yo, dice Jehová, que no quiero la muerte del impío.” Con base en ese deseo de Dios creemos que en este 2021, que hemos proclamado en Impacto Espiritual como año de la divina misericordia, la vacuna viene a ser parte de esa bondad del Señor. Esto es consistente con el deseo de Dios de detener la muerte, por un lado con una vacuna humanamente hablando, y por otro lado espiritualmente halando con un redentor, Cristo, quien salva del pecado y de la muerte eterna.