En un país que entierra a sus desaparecidos, las madres buscadoras han aprendido a encontrarles. Ellas son resiliencia y fuerza, pero también son la memoria de aquello que nunca debimos haber vivido en un país con un Estado fallido. 

Claudia Escobar es una de las precursoras de la lucha reciente contra la corrupción en Guatemala. Sus denuncias contribuyeron al despertar ciudadano y fueron testigo de la voraz respuesta del poder y su venganza judicial. Una ola de exilios, como el suyo, aumentó en los últimos años, con México, EE. UU. y Costa Rica como principales destinos. Mientras tanto, la batalla contra la impunidad llega a su punto más crítico.

En 2019, Julia, una mujer zapoteca del sur de Oaxaca, aceptó transportar unas maletas de una ciudad a otra a cambio de un dinero extra. Durante una inspección de rutina, elementos de la Guardia Nacional la detienen y la llevan directo a la cárcel. Este es un episodio que relata las trabas del sistema jurídico mexicano para garantizar la igualdad en el acceso a la justicia.  

Gabriela Sánchez fue víctima de la masacre del norte de Coahuila, uno de los episodios más dolorosos en la historia del país. Hasta la fecha, este caso no es tan conocido como uno supondría. Mucho se ha investigado sobre el rol de las autoridades mexicanas, pero poco se sabe sobre el papel que jugó la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). Este episodio, busca indagar en la responsabilidad que tienen las agencias de seguridad estadounidenses en episodios de violencia que han generado graves violaciones a derechos humanos en México.  

Gustavo Sánchez Cabrera era un reportero independiente en el Istmo de Tehuantepec, que se dedicaba a cubrir el tráfico de hidrocarburos en la región,  nota roja,  y denuncias de corrupción contra funcionarios locales. Gustavo había recibido amenazas debido a su trabajo por varios años: mensajes intimidatorios, allanamientos a su casa, e incluso atentados armados. Aunque reiteradamente intentó solicitar apoyo del Mecanismo de Protección a Periodistas, el periodista nunca recibió la atención que su caso exigía. Esta es la historia de un comunicador al que el Estado le falló una y otra vez en su promesa de protección.

Impunilandia es una serie documental original de Antifaz. Cada episodio narra en voz de las víctimas, defensores de los derechos humanos y expertos, cómo se dan los pactos de impunidad y reconoce la enorme fuerza de voluntad de las personas que han dejado todo para conseguir justicia.

La segunda temporada de Impunilandia presenta casos de México y Guatemala en los que se ocultó la verdad, se procesaron personas en situación de vulnerabilidad y el caso de una masacre con muchas incógnitas todavía por resolver. También hablamos de conflictos que han provocado el exilio de activistas y la movilización de madres que se organizan para encontrar a sus familiares desaparecidos.

En este último episodio de temporada narramos el caso de Marisol, una mujer que pasó 11 años encerrada en el penal del Topo Chico, durante el periodo de mayor actividad de Los Zetas. Su historia muestra cómo la cárcel, lejos de ser la solución a nuestros problemas sociales, también es un espacio regido por la impunidad.

Diseño de portada: Francisco Hueyatl León. 

En este episodio contamos un caso de desplazamiento interno forzado: la historia de la familia Quevedo Orozco. Marisela Orozco y Gerson Quevedo tuvieron que huir de su hogar y abandonar su negocio en Veracruz, después de que dos de sus hijos fueron víctimas de desaparición y asesinato. El miedo y la desesperación los ha llevado a vivir en distintos lugares del país, mientras buscan hacer justicia por lo que les ocurrió a sus hijos.

En este episodio relatamos un caso de tráfico de armas. Contamos la historia de una compra que hizo el ejército mexicano a la compañía alemana Heckler & Koch; una adquisición que terminaría por jugar un rol fundamental en uno de los casos de impunidad y violencia más importantes de México en los últimos 20 años: el Caso Ayotzinapa.

En este episodio relatamos la historia del transfeminicidio de Paola Buenrostro, una mujer trans y trabajadora sexual, que vivía en la Ciudad de México, hasta que una noche, mientras trabajaba, fue asesinada en un auto por uno de sus clientes. A pesar de haber testigas del homicidio, el responsable fue puesto en libertad 48 horas después. Este caso marcó un parteaguas para la comunidad LGBT+ en la Ciudad de México y resultó indispensable para el reconocimiento del transfeminicido como crimen de odio.

Diseño de portada: Francisco Hueyatl León