Pablo nos hace recordar que la vida del cristiano se realiza en clave de esperanza y vive, con radicalidad, el amor que el Señor Jesús nos mandó manifestar a los hermanos, siendo este el criterio de autenticidad de la fe. Lucas nos invita a caer en la cuenta que la vida de Jesús y la de sus discípulos siempre están orientadas a la construcción del Reino en este mundo, y por eso, somos llamados a ser signos del mismo con nuestras vidas. ¡Señor, que colaboremos contigo para que tu Reino se realice entre nosotros!