La experiencia personal nos condiciona al acercarnos a las historias de la Biblia. Las historias bíblicas en sí tienen su propia intención, por supuesto, pero tanto creyentes como incrédulos, si somos realmente honestos, deberíamos reconocer que estos textos despiertan en nosotros infinidad de incógnitas. Esto es así porque de quien nos habla cada uno de ellos es primeramente de Dios. El texto que veremos hoy nos habla para ser más exactos de cómo ve la realidad Dios. Y no nos engañemos. Dios no ve la realidad como la vemos nosotros. El texto que veremos hoy no está hablando de cómo veían las personas de la antigüedad la realidad o de cómo interpretaba la realidad la sociedad durante la era pre–científica. Lo que pretende este texto es desvelar una parte de la realidad que se nos pasa desapercibida todavía hoy. Se trata de una realidad espiritual que sigue sin ser visible con nuestros ojos y sin embargo interactúa con aquello que si vemos. Cuando no entendemos algo lo que hacemos es darle la explicación más próxima que para nosotros tiene sentido pero acaso ¿es eso honesto?... Podcast de Jose de Segovia sobre Primer libro de Samuel, Cap. 16 14-23