Vamos a la raíz de este enigma. Vamos de viaje a lo más profundo, como Honduras.
Muchas cosas están sucediendo en la munda. También en nuestro interior se están desatando batallas de todo tipo. La incertidumbre agarra trono, sin embargo, a pesar de los miedos, hay "algo" que nos sigue sosteniendo. ¿Qué implica "cuidarse" en un contexto apocalíptico?
¿Cómo se construye colectividad a mitad de una crisis profunda en los vínculos?
La era del desencanto y la decadencia, las fake news y la vida instagrameable, la positividad tóxica y la dictadura del bienestar. El agotamiento crónico y los vicios acentuados. Son muchas cosas sucediendo al mismo tiempo, repetimos y aunque seamos coautorxs de la trama, esta incertidumbre tan presente y los pasos apurados hacia el abismo, nos hacen detener la rueda, aunque sea por un rato, para regresar a casa.
Y volver a casa es regresar al lugar de donde, literalmente, nacimos. Me gusta la idea de sentipensar que si somos la tierra -y el maíz- que camina, lxs que seguimos resistiendo a las crueldades somos la vida misma experimentándose, defendiéndose, recordando que también hemos venido a disfrutar y a compartir.
Lxs que tenemos el privilegio de hacer una pausa para respirar, no podemos olvidarnos de quienes tienen prohibido dejar de producir, dejar de parir, de servir, de cuidar, de amamantar. Cuestionarse es igual de importante que buscar un sentido o eso nos han enseñado los cuatro elementos que constituyen la vida.