Iñigo Alvarez quedó prendado de la cesta-punta después de ver el documental “Jai-Alai Blues”. Desde entonces este empresario donostiarra de 46 años, experto en comercio internacional, no ha parado de reflexionar sobre el jai-alai, su actualidad y sobre su futuro.

Como si de un partido se tratara va de menos a más en este episodio en el que no deja bien parada a la promotora Jai Alive. 

Iñigo Alvarez tampoco comparte el orgullo que sienten en la comarca de Markina-Xemein.

Se necesitan empresarios que piensen out de box, que busquen alternativas como la de Magic City. Fórmulas no repetitivas hasta que den con la tecla que suponga el relanzamiento de la cesta-punta.

Iñigo Alvarez se apoya en las tesis del intelectual Nicolas Nassim Taleb para augurar al jai-alai un futuro esplendoroso. Un cisne negro que provoque un avance no gradual sino exponencial. Uno donde no existan subvenciones ni ayudas públicas, ni tampoco sean las empresas actuales quienes gestionen la actividad profesional en torno al jai-alai. 

Las reflexiones de Iñigo Alvarez, sobre todo en su segunda parte son food for thought, alimento para la reflexión, aunque haya gente a la que no le guste o comparta.