Un anciano llega a un pueblo bien organizado, cumpliendo sus responsabilidades sin necesitar de besos y palabras bonitas, según ellos, eran «tonterías», sin embargo, él será el encargado de hacerlos descubrir que para construir una buena relación se necesita de besos mágicos, muestras de los sentimientos sin reprimir, decir palabras cariñosas, compartir la felicidad y más; así se conocerá la fuerza del amor.