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No hace mucho tiempo, las colas de móviles de todo tipo para cruzar a Encarnación eran kilométricas. No exagero, eran unos 7.000 metros de dura espera de varias horas, para comprar chucherías o visitar a amigos, según declaraciones de los sacrificados coleros. En ese entonces el intendente afirmaba que por ese conducto se nos iban 500M de pesos por mes, en tanto que en el mes de junio, con el cierre de la frontera por la pandemia, el crecimiento de las ventas al por menor fue de 5.700M de $. Una enormidad de esfuerzos se nos fueron durante años por esa vía, fácilmente verificable en función del crecimiento poblacional de la ex villa, sus comercios, sus shoppings, su hotelería, sus restaurantes, sus clubes cerrados; en fin, números que dejaban atrás a las famosas tasas chinas. Descomunal y envidiable crecimiento y desarrollo. Pero esto no era suficiente para la ciudadanía y autoridades del país vecino, que pretendían aún más de todos nosotros, muy especialmente de nuestras billeteras y tarjetas. Es así que desde la otra orilla tuvimos que escuchar argumentos verdaderamente irrisorios e indignantes, que herían la inteligencia vecinal, tales como que era inaceptable que familias con chicos pequeños tengan que hacer horas y horas de espera para concretar su paseo hacia el exterior, y por ello proponían que se incremente la cantidad de vagones y la frecuencia de trenes. O también que se vuelva a implementar el sistema de balsas y por supuesto el de lanchas rápidas. Hablaban de exigir la construcción de otro puente a la altura de Candelaria y que se multiplicaran las casillas, cosa que consiguieron por decisión del país central que poco le importaba la realidad local en función de las necesidades nacionales, por aquel tema que ya les comenté de la balanza comercial favorable a nivel macro económico. También aducían que todas estas mejoras incrementarían la llegada de turistas paraguayos a nuestra ciudad, siendo que por una cuestión de tamaño poblacional la proporción sería de 7 argentinos para allá contra 1 paraguayo para acá. El embajador de Paraguay en la Argentina, sostenía la necesidad de la integración, hablaba del día a día en la frontera y cómo facilitar el intercambio y las actividades comunes.
Trato de explicar que a los paraguayos no les parecía suficiente lo que aportábamos desde acá a su progreso y bienestar, que por lógica elemental, iba desde siempre en detrimento del nuestro. Y así quedamos, estancados en la cantidad de camas hoteleras, con menos comercios, con aumento de la pobreza y la desocupación, con recaudaciones del fisco en franca reducción en términos de moneda constante, lo que significa menor capacidad para obras y prestaciones de servicios
Recientemente el Gobernador de Itapúa planteó la necesidad de Paraguay de que se abra la frontera, pero no por una situación sanitaria, sino por la situación económica. Felizmente el Jefe de la bancada oficialista provincial respondió afirmando que esto no es pertinente, y que se deberían plantear propuestas para que los dos países nos integremos realmente, que no sea el beneficio para uno solo. Agregó que la integración debe ser la hermandad, pero no por lo económico, que deberíamos trabajar para que la sinergia sea de los dos países, y no decir descaradamente que quieren que se abra el puente porque a ellos les conviene. Bien sr. Wellbach. Aplaudo que se digan las cosas tal como son. Esta, es una integración interesada. Y así no nos conviene. Defendamos lo nuestro reclamando con vehemencia la condición de Área Aduanera Especial para nuestra Provincia. Si la obtenemos, será el momento de ver cuanta integración realmente quieren nuestros vecinos.
By Carlos TrevisanNo hace mucho tiempo, las colas de móviles de todo tipo para cruzar a Encarnación eran kilométricas. No exagero, eran unos 7.000 metros de dura espera de varias horas, para comprar chucherías o visitar a amigos, según declaraciones de los sacrificados coleros. En ese entonces el intendente afirmaba que por ese conducto se nos iban 500M de pesos por mes, en tanto que en el mes de junio, con el cierre de la frontera por la pandemia, el crecimiento de las ventas al por menor fue de 5.700M de $. Una enormidad de esfuerzos se nos fueron durante años por esa vía, fácilmente verificable en función del crecimiento poblacional de la ex villa, sus comercios, sus shoppings, su hotelería, sus restaurantes, sus clubes cerrados; en fin, números que dejaban atrás a las famosas tasas chinas. Descomunal y envidiable crecimiento y desarrollo. Pero esto no era suficiente para la ciudadanía y autoridades del país vecino, que pretendían aún más de todos nosotros, muy especialmente de nuestras billeteras y tarjetas. Es así que desde la otra orilla tuvimos que escuchar argumentos verdaderamente irrisorios e indignantes, que herían la inteligencia vecinal, tales como que era inaceptable que familias con chicos pequeños tengan que hacer horas y horas de espera para concretar su paseo hacia el exterior, y por ello proponían que se incremente la cantidad de vagones y la frecuencia de trenes. O también que se vuelva a implementar el sistema de balsas y por supuesto el de lanchas rápidas. Hablaban de exigir la construcción de otro puente a la altura de Candelaria y que se multiplicaran las casillas, cosa que consiguieron por decisión del país central que poco le importaba la realidad local en función de las necesidades nacionales, por aquel tema que ya les comenté de la balanza comercial favorable a nivel macro económico. También aducían que todas estas mejoras incrementarían la llegada de turistas paraguayos a nuestra ciudad, siendo que por una cuestión de tamaño poblacional la proporción sería de 7 argentinos para allá contra 1 paraguayo para acá. El embajador de Paraguay en la Argentina, sostenía la necesidad de la integración, hablaba del día a día en la frontera y cómo facilitar el intercambio y las actividades comunes.
Trato de explicar que a los paraguayos no les parecía suficiente lo que aportábamos desde acá a su progreso y bienestar, que por lógica elemental, iba desde siempre en detrimento del nuestro. Y así quedamos, estancados en la cantidad de camas hoteleras, con menos comercios, con aumento de la pobreza y la desocupación, con recaudaciones del fisco en franca reducción en términos de moneda constante, lo que significa menor capacidad para obras y prestaciones de servicios
Recientemente el Gobernador de Itapúa planteó la necesidad de Paraguay de que se abra la frontera, pero no por una situación sanitaria, sino por la situación económica. Felizmente el Jefe de la bancada oficialista provincial respondió afirmando que esto no es pertinente, y que se deberían plantear propuestas para que los dos países nos integremos realmente, que no sea el beneficio para uno solo. Agregó que la integración debe ser la hermandad, pero no por lo económico, que deberíamos trabajar para que la sinergia sea de los dos países, y no decir descaradamente que quieren que se abra el puente porque a ellos les conviene. Bien sr. Wellbach. Aplaudo que se digan las cosas tal como son. Esta, es una integración interesada. Y así no nos conviene. Defendamos lo nuestro reclamando con vehemencia la condición de Área Aduanera Especial para nuestra Provincia. Si la obtenemos, será el momento de ver cuanta integración realmente quieren nuestros vecinos.