Share Carlos Trevisan - Perseverando con las Propuestas.
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By Carlos Trevisan
The podcast currently has 13 episodes available.
Argentina en los últimos años se ha convertido en el muestrario de lo que no debe hacerse si se pretende un sólido progreso, crecimiento y desarrollo de su población. Como parece exagerado, me remito a algunos ejemplos: Justicia de elite, con privilegios y poca producción de fallos. Sindicalistas multimillonarios reclamando políticas de izquierda para sus afiliados. Políticos en exceso, en su mayoría corruptos, sin formación y dispuestos a cualquier contubernio. Trabajadores con deseos de trabajar que no consiguen ocupación y vagos sin deseos laborales que son mantenidos por el estado. Jubilados que aportaron toda su vida y son maltratados en su vejez, y jubilaciones de privilegio que ofenden el sentido común. Impuestos superiores a los países del primer mundo y contraprestaciones similares a los del tercer mundo. Policías que no pueden actuar y delincuentes que hacen lo que quieren. Sindicalistas que se proclaman democráticos y hace 30 años que no ceden su lugar de privilegio. Gobernadores que modifican la constitución con tal de continuar indefinidamente su reinado. Un pueblo que trabaja como loco, pero no alcanza el nivel mínimo de calidad de vida que le corresponde. Un sindicato cada 13.000 habitantes en promedio, con el 40% de trabajadores informales y otro tanto de desocupación. Bien, creo que con esta pequeña enumeración he logrado demostrar la veracidad de mi afirmación. ¿Pero adonde conduce esta argumentación? A lo siguiente: ¿no les parece que tenemos suficiente descontrol puertas adentro de nuestro territorio, para que nos quieran forzar desde afuera a incrementar el descalabro nacional? Paraguayos enardecidos, acompañados con autoridades que deberían conducir con tino la situación, nos reclaman que se abran las fronteras sin tener en cuenta la pandemia existente, por el sólo y excluyente motivo de que les está yendo mal económicamente con esta medida. Es el colmo. Como también es una barbaridad que exista un agrupamiento que se autodenomine “Trabajadores de frontera”, que ni siquiera tuvo el recato de permanecer en las sombras en tanto dure esta instancia. La denominación adoptada me hace acordar a quienes sostienen que definir a alguien como “negro” es discriminatorio, pero afirmar que es un “no blanco” es inclusivo. Por favor, paremos con tanta hipocresía. Dada la realidad de la labor que los ocupa, parece mucho más apropiado algo así como Comunidad de contrabandistas, sin ánimos de ofender a nadie. Como lo dije al principio, las cosas por su nombre.
Pregunto a los exaltados participantes de la concentración convocada en la cabecera guaraní del puente: ¿no creen que deberían pedir a sus respectivas autoridades, que se ocupen de darles las condiciones mínimas de seguridad, salud, educación y bienestar económico, antes de reclamar ayuda a un estado extranjero, que se ocupó toda la vida de darles una mano, pero que ahora, no puede con su propia existencia. No se les ocurre que el IFE y los ATP en Argentina nos están destrozando la economía, ya que como no tenemos reservas y nadie nos presta dinero, solamente nos queda la emisión salvaje, en la que estamos inmersos y que nos lleva a la ruina. Por la pandemia, más de 3,6 millones de trabajadores por cuenta propia, en relación de dependencia, y pequeños productores y comerciantes que tenían empleo, lo perdieron o no pudieron trabajar en el segundo trimestre de este año. No es la cabecera del puente el lugar indicado para la protesta. Es frente a la intendencia y la junta municipal, frente al gobernador y la junta departamental y frente al presidente y el congreso nacional paraguayo. Nosotros, ya tenemos para entretenernos con nuestra propia situación.
Hace ya 3 años y medio que comencé con la campaña para que Misiones reclame el estatus de AAE, en la certeza que es la única posibilidad cierta de cambio en el destino provincial. Todo el resto de iniciativas, por loables que parezcan, no nos sacarán adelante tal como nos merecemos. Parece oportuno recordarles que desde la época que éramos Territorio Nacional, el gobierno central nos mandó misiles de destrucción por el probable conflicto bélico con Brasil. Cuando nos hicimos Provincia, nos castigaron duramente al declararnos “zona de seguridad” con una infinidad de limitaciones para quienes quisieran invertir en nuestra tierra. Nos dejaron solos con el flagelo del contrabando, y recién hace poco tiempo recibimos algo de ayuda para frenar el narco tráfico. Mantenemos solitos las 800.000 ha de áreas naturales protegidas, y conservamos como podemos nuestra producción de oxígeno que beneficia a buena parte de la humanidad. No nos proveen de gas natural, ni de un ferrocarril como la gente; y como si todo esto fuera poco, nos castigan con una injusta coparticipación. El Ministerio de Economía nos informa que enviamos más fondos al Gobierno Nacional que el que ellos nos devuelven. Con este panorama, me pregunto: ¿En qué nos beneficia la relación con el país central? Como ya comenté esta región comprende la CABA, el conurbano bonaerense y la provincia de Bs As. Este territorio condensa el 46% de electores y el 52% del PBI nacional. Puedo agregar como una característica que los distingue muy especialmente la siguiente: no paran de mirarse el ombligo, y cada tanto nos observan con ojos sobradores. Toda esta gente toma el 70% de las decisiones trascendentes de la Argentina, mientras que en el otro 30% participan Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos. ¿los demás?; acertó, ¡no existimos! Si en el colegio, estimado vecino, le enseñaron que este es un país Federal, debo aclararle que esa fue la idea original de nuestros próceres, a quienes no paro de expresar mi admiración. Pero lo que vino después dista muchísimo de aquellos ideales. Sería bueno que de una vez por todas esa gran cantidad de gente asumiera su auténtica condición de patrones de la patria, e hiciera imprimir remeras con la leyenda “soy unitario a muerte, y qué”. Esto terminaría con una de las grandes hipocresías de la Argentina, y con los viajes interesados de la dirigencia política en época de elecciones. Que no es poca cosa.
Bueno, este grupete de Unitarios es el principal responsable de que el panorama de nuestro país sea francamente desolador, lo que no es novedad para casi nadie. Pobreza, desocupación, inflación, endeudamiento extremo, caída de todos los indicadores, desconfianza, incertidumbre, son temas cotidianos en la mayoría de todos nosotros. El gobierno nacional no encuentra el rumbo y el presidente dice que prefiere manejarse sin un plan. Esta es la realidad que hay que enfrentar y asumir, y por eso toda la dirigencia misionera debe encolumnarse detrás del pedido del Gobernador para que se nos otorgue la categoría de AAE en toda la provincia, que implicará una verdadera bisagra en nuestra historia. Los cambios menores del tipo pequeñas partidas para reforzar tanta falencia acumulada, son buenos para ir tirando, para ir parchando tanta injusticia con el interior profundo. Pero no nos cambia el destino que nos merecemos después de tanto tiempo de castigo, por parte de este cruel país central, que no para de discriminarnos como ciudadanos de segunda. El Gobernador, el Ministro de Economía y el Diputado Wellbach están empujando con ganas la propuesta. El resto de la dirigencia, perdió el presentismo, por decirlo con elegancia.
La Pcia. de Misiones se encuentra en situación de absoluta vulnerabilidad en cuanto a sus fronteras, ya que presenta graves desventajas ante la realidad económica tanto de Brasil como de Paraguay. En el primer caso, porque ha desarrollado de manera extraordinaria su industria y puede competir con sus productos de bajo costo en cualquier lugar del mundo. En el segundo, porque la carga fiscal es extremadamente baja y su situación socio-cultural-previsional está muy lejos de la nuestra, y esto se traduce en costos de operación infinitamente menores.
Brasil se hizo potencia mundial en los últimos cuarenta años cuanto logró consensos entre dirigentes y población, generando actividades primarias con importantes cadenas de valor asociadas a ellas y también industrias con emprendimientos de todo tipo y magnitud, incluyendo manufactura pesada y de altísimos requerimientos tecnológicos. Paraguay tiene un proyecto de país bien diferente al nuestro. Ha desarrollado mucho sus actividades agrícolas- ganaderas que, aunque sean importantes, no nos significan preocupación en términos de competencia. Donde sí tenemos diferencias que nos afectan es en la gestión de los negocios por motivos que ya señalé anteriormente.
No es siquiera imaginable que, con realidades tan distintas al presente, logremos limar las diferencias con ellos en el corto y mediano plazo. Siempre vamos a estar atrapados entre los requerimientos de dos países, es decir, que van a hacer lo que quieren, lo que les conviene, en cualquier momento, sin importar el daño a terceros, porque ese no es su problema. Pero sí es nuestro problema, lo fue desde siempre y a nadie del país central le preocupó o importó en los últimos 80 años. Ahora pusimos claramente el problema donde debe estar, y planteamos el AAE para Misiones. Gracias al cierre de las fronteras se pudo dimensionar la magnitud del daño en términos monetarios, que es descomunal; pero como es tan grande, hace que perdamos la verdadera dimensión del daño ocasionado. Veamos con un ejemplo: La obra de la represa de Yacyretá tuvo un primer presupuesto estimado en 3.500 millones de dólares, y terminó saliendo la friolera de 12.000 millones de dólares. Una salvajada para la que el país tomó una cantidad enorme de préstamos internacionales y el Estado nacional, con gran esfuerzo, hizo también su cuantioso aporte. Bueno, con el esfuerzo que se nos fue a los misioneros por las fronteras, hubiéramos podido construir en 12 años, nosotros solos, semejante obra. Y por supuesto, ahora estaríamos viviendo de las rentas provenientes de semejante inversión. Esta es la magnitud del deterioro del trabajo misionero, que también debe servir para observar la importancia de terminar con este despilfarro en términos de crecimiento y desarrollo.
Tenemos que pensar con egoísmo. Nadie nos regaló nada y ni siquiera nos facilitaron las cosas. Tenemos que reclamar con vehemencia que nos concedan los beneficios que están absolutamente contemplados en la legislación vigente, a tal punto que la propia AFIP al referirse a las Zonas Francas explica que “estarán ubicadas en regiones geográficas, cuya situación económica sea crítica o que por su vecindad con otros países así lo requieran”. Es la definición misma de Misiones y su entorno. Toda la Provincia debería enrolarse en esta idea, debatirla, perfeccionarla, consensuarla, y en este estado, hacer un planteo firme al gobierno nacional, a todos los gobiernos provinciales, a la CABA y en general, al pueblo de la Nación Argentina. Hay que trabajar en equipo y gritar en conjunto.
Ningún dirigente, de cualquier índole que sea, tendrá la osadía de expresar que lo recomendable para transitar las instancias que atraviesa nuestro país, es la frase que dice “sálvese quien pueda”. Porque es terrorífica, grave, reprochable, inhumana y otros adjetivos que podemos seguir buscando. Es una verdad muy dura de reconocer porque nos ubica en un escalón muy bajo, respecto a la necesaria solidaridad que debe existir en toda comunidad organizada. Pero es así nomás vecino. El país está quebrado, y en consecuencia, nada bueno tiene para dar a su gente. Es difícil aceptar porque es casi imposible imaginar un país quebrado. Para facilitar la visión, veamos qué pasa cuando una empresa quiebra, situación que ocurre cuando, debido a la incapacidad de hacer frente a sus deudas con los recursos disponibles, tiene que cesar su actividad de forma permanente. Esta situación presenta la característica de ser irreversible, es decir que una vez que una empresa se declara en quiebra, sólo está abocada a su desaparición. Esto desde lo técnico, pero muchas más cosas se afectan al declararse una quiebra, tales como la pérdida de puestos de trabajo, la desagradable tarea de vender patrimonio para cancelar deudas, se frustran proyectos de dueños, empleados y proveedores, se genera un estrés extraordinario ante la situación de incertidumbre. Bueno, todo esto le pasa a un país, menos lo de quedarse sin patrimonio para responder por todas las deudas, por ello no tiene la característica de ser terminal, es decir, no se bajarán las persianas para siempre. Pero todo lo demás, en nuestra querida Argentina, nos pasa, y es evidente que en la actualidad somos mayoría los ciudadanos frustrados por un país que no tiene más oportunidades para ofrecer.
Por lo descripto, estamos en el punto justo en que hay que tomar determinaciones drásticas del tipo “corran a los botes”, no de las que reconocemos desde hace tiempo y que en esencia significan patear el problema para más adelante, a ver si alguien o algo logra el milagro de sacarnos del pantano. Los misioneros tenemos el milagro al alcance de nuestra mirada, y se llama Área Aduanera Especial. Si logramos esta condición, se abre para todos un nuevo proyecto de provincia, donde las discusiones centrales van a rondar sobre cuanta maquinaria habrá que comprar, cuantos nuevos empleados incorporar, cuantos nuevos servicios habrá que implementar, cuanto habrá que capacitarse para responder las demandas de todo tipo, en fin, sobre como crecer y desarrollarse de la mejor manera. Con la implementación del AAE seremos el centro mismo del Mercosur, se harían acá los encuentros con representantes de los países miembros y sus respectivas delegaciones, podrían instalarse en nuestra provincia todos aquellos importadores y exportadores que necesiten una base de operaciones estable y especializada. Serán millones de pesos transitando por la provincia, miles de puestos de trabajo, industrias, infraestructura de comunicaciones, caminos, vías férreas, puertos activos. Se podría articular desde Misiones el comercio Atlántico-Pacífico.
Para lograrlo, ahora es el momento de informarse, analizar, consensuar y definir posiciones sobre la legislación existente en leyes nacionales y en el Código Aduanero Nacional. Nada para inventar, todo para estudiar. Lograr la condición de Área Aduanera Especial requiere mucho trabajo, pero el objetivo de generar un nuevo proyecto de provincia justifica todos los esfuerzos. La revolución misionera del siglo 21 nos convoca. No hay lugar para timoratos. Nadie puede borrarse.
Por motivos que no voy a tratar en esta oportunidad, el país no para de achicarse. Ya son 100 años desde que Argentina era potencia mundial, líder indiscutida de Latinoamérica, destino preferido de la inmigración internacional, territorio privilegiado por la naturaleza y por la calidad de sus habitantes. Es un caso único y nos duele, pero es así nomás vecino; todos los años logramos el objetivo aberrante de estar un poco peor que el año anterior. Esta situación desmoraliza al más pintado, y así es que fuimos conformando una sociedad de frustrados, acostumbrados a pasarla mal y a aceptar como normal, situaciones que en el resto del mundo simplemente no existen, por descabelladas.
Muchos de los males que padecemos se deben a la falta de un proyecto de país verdaderamente federal, es decir, que mire al famoso interior profundo con real interés. Muy por el contrario, hace demasiada cantidad de años que todo lo importante transcurre o tiene vinculación directa con el llamado país central y que no es otro que la CABA, el Conurbano bonaerense y la Provincia de Bs As. Hace rato que es así, pero lo preocupante es que cada vez esta situación es más nítida, más clara. Aunque nos disguste, todos los habitantes de ese territorio viven situaciones de privilegio, poseen tierras de primer nivel, industrias de alta tecnología, centros culturales envidiables, y son la sede de los poderes más importantes del país, que están ejercidos por funcionarios que en la inmensa mayoría son de ese distrito, que solo tiene el 11% del territorio nacional, pero tienen el 46% de la población, generan el 52% del PBI nacional y tienen el 45% de electores. Son unos monstruos. Ese distrito maneja el país, todo pasa por sus decisiones. Estamos ante la posibilidad única de que todo ese grupo de dirigentes de muchísimo peso contemplen la posibilidad de otorgarnos la condición de Área Aduanera Especial. Porque es el momento oportuno para plantearlo, y porque hay argumentos importantes para defender la propuesta. Pero nada es suficiente para convencer a semejante y poderosa mayoría. Tenemos que aunar esfuerzos y mostrarnos fuertemente convencidos de la justicia de nuestro reclamo.
Esta causa es superadora de todo lo conocido en términos de proyecto de provincia. Nuestro país ostenta el triste título de primer puesto mundial en materia de presión impositiva a la producción, con más del 100% sobre la ganancia neta de las empresas, con un total de 166 tributos de los cuales 42 son impuestos nacionales, 41 impuestos provinciales y 83 tasas municipales. La mayoría de ellos pueden desaparecer si logramos la condición de Área Aduanera Especial, en tanto por medio de reintegros o descuentos, es posible también estar eximidos de las cargas patronales. Nos convertiríamos en la fábrica a cielo abierto de la Argentina. Cuando afirmo que estamos transitando momentos cruciales para nuestra provincia, no exagero. Nuestra apuesta debe ser muy fuerte. Tal como ya lo dije, debe comprometer en la negociación la construcción de la represa de Corpus, e incluso mencionar nuestra disposición a ceder algo de la coparticipación pasado un tiempo prudencial desde la aceptación de la propuesta.
Es tanto lo que Misiones puede transformarse en caso de lograr la condición de Área Aduanera Especial, que nuestro destino puede incluso ser diferente e independiente al de la propia Argentina, que por desgracia sigue remando en dulce de leche, y no se observa por ahora un cambio de rumbo esperanzador. Amigos, nunca estuvimos tan cerca de cambiar el curso de nuestra historia. Por primera vez, al llover sopa, nos encontraría con cucharas en la mano.
El gobierno provincial ya presento al PE Nacional la solicitud de rebaja de impuestos y cargas sociales, y también la propuesta de considerar a Misiones como Área Aduanera Especial. Justifica la postura con una buena argumentación basada en el dinero que se nos va al Paraguay, el peligro inminente de la apertura de las tiendas libres de impuestos en Brasil, y el incremento en las exportaciones misioneras en caso de aprobarse. Hay también una referencia a los precios del Paraguay que son un 30% en promedio más bajos que los de acá, y se hace mención a la injusticia que significa tener salarios promedio en misiones del orden de 40.000$, y en la CABA de 70.000, siendo que la canasta familiar es similar para ambos. A todo esto yo le agregaría elementos que hacen al contexto de la discusión, tales como el relegamiento histórico de nuestro territorio por la hipótesis de conflicto con Brasil, lo desmotivante que fue para los inversores el estar ubicados en zona de seguridad de fronteras, y por lo tanto tener que requerir autorización a Bs As para instalarse, el flagelo del contrabando, y lo costoso que resulta mantener 800.000 ha de áreas naturales protegidas. Terminaría con hechos indiscutibles que indican el abandono que padecemos por parte del país central, haciendo notar que somos la única provincia que no tenemos gas natural, que el tren dejó de aliviarnos los costos hace mucho tiempo, y que la energía de alta tensión apenas ingresa 40 kilómetros en la provincia. Nada de lo dicho se aparta de la realidad, así que podemos defender con determinación estas afirmaciones, pero para hacerlas contundentes, requieren ser trabajadas en profundidad.
Como en toda negociación, se debe buscar el equilibrio de tal manera que todas las partes se lleven un poco del sabor de haberla ganado, por lo que por convincentes que sean nuestros argumentos, habrá que estar dispuestos a ceder algo que puede ser muy preciado para el resto del país. Y acá viene la otra parte de mi propuesta original, que consiste en vincular la solicitud de Área Aduanera Especial con el levantamiento de la restricción que tiene la construcción de la represa de Corpus por el plebiscito de 1996. Esa obra se hará en el momento en que el país central quiera, ya que tendrá el apoyo total de las provincias y la CABA, que no dudarán en aprobar el proyecto dada la necesidad creciente de energía en el mundo moderno. Será así, pues nada puede oponerse a las masivas necesidades del país entero. Pues bien, antes de que eso suceda, tenemos que utilizar esta herramienta en la negociación y ofrecerla a cambio. Incluso, para hacer más tentadora a la propuesta, podríamos esbozar la idea de que estaríamos dispuestos a ceder algo de nuestra coparticipación, pasados algunos años desde la implementación del Área Aduanera Especial.
Habiendo llegado a esta instancia, lo que no podemos hacer es sentarnos a esperar, y ver “qué pasa”. Hay que trabajar intensamente sobre las particularidades del proyecto, para lo cual sugiero que se participe de esta cuestión a todas las Universidades e Institutos de la Provincia para que sus respectivos equipos se aboquen a la investigación en profundidad, y redacten sus propuestas. Sólo en Posadas tenemos 5 universidades y 40 institutos terciarios, entre los cuales existen por lo menos 20 carreras que pueden participar activamente. Están también los colegios profesionales y por supuesto los funcionarios con responsabilidad directa sobre el particular. A todos hay que recurrir inmediatamente. No podemos dormirnos en los laureles, o como dice el dicho, cocodrilo que se duerme, es cartera. ¡Misioneros, a trabajar!!!
No hace mucho tiempo, las colas de móviles de todo tipo para cruzar a Encarnación eran kilométricas. No exagero, eran unos 7.000 metros de dura espera de varias horas, para comprar chucherías o visitar a amigos, según declaraciones de los sacrificados coleros. En ese entonces el intendente afirmaba que por ese conducto se nos iban 500M de pesos por mes, en tanto que en el mes de junio, con el cierre de la frontera por la pandemia, el crecimiento de las ventas al por menor fue de 5.700M de $. Una enormidad de esfuerzos se nos fueron durante años por esa vía, fácilmente verificable en función del crecimiento poblacional de la ex villa, sus comercios, sus shoppings, su hotelería, sus restaurantes, sus clubes cerrados; en fin, números que dejaban atrás a las famosas tasas chinas. Descomunal y envidiable crecimiento y desarrollo. Pero esto no era suficiente para la ciudadanía y autoridades del país vecino, que pretendían aún más de todos nosotros, muy especialmente de nuestras billeteras y tarjetas. Es así que desde la otra orilla tuvimos que escuchar argumentos verdaderamente irrisorios e indignantes, que herían la inteligencia vecinal, tales como que era inaceptable que familias con chicos pequeños tengan que hacer horas y horas de espera para concretar su paseo hacia el exterior, y por ello proponían que se incremente la cantidad de vagones y la frecuencia de trenes. O también que se vuelva a implementar el sistema de balsas y por supuesto el de lanchas rápidas. Hablaban de exigir la construcción de otro puente a la altura de Candelaria y que se multiplicaran las casillas, cosa que consiguieron por decisión del país central que poco le importaba la realidad local en función de las necesidades nacionales, por aquel tema que ya les comenté de la balanza comercial favorable a nivel macro económico. También aducían que todas estas mejoras incrementarían la llegada de turistas paraguayos a nuestra ciudad, siendo que por una cuestión de tamaño poblacional la proporción sería de 7 argentinos para allá contra 1 paraguayo para acá. El embajador de Paraguay en la Argentina, sostenía la necesidad de la integración, hablaba del día a día en la frontera y cómo facilitar el intercambio y las actividades comunes.
Trato de explicar que a los paraguayos no les parecía suficiente lo que aportábamos desde acá a su progreso y bienestar, que por lógica elemental, iba desde siempre en detrimento del nuestro. Y así quedamos, estancados en la cantidad de camas hoteleras, con menos comercios, con aumento de la pobreza y la desocupación, con recaudaciones del fisco en franca reducción en términos de moneda constante, lo que significa menor capacidad para obras y prestaciones de servicios
Recientemente el Gobernador de Itapúa planteó la necesidad de Paraguay de que se abra la frontera, pero no por una situación sanitaria, sino por la situación económica. Felizmente el Jefe de la bancada oficialista provincial respondió afirmando que esto no es pertinente, y que se deberían plantear propuestas para que los dos países nos integremos realmente, que no sea el beneficio para uno solo. Agregó que la integración debe ser la hermandad, pero no por lo económico, que deberíamos trabajar para que la sinergia sea de los dos países, y no decir descaradamente que quieren que se abra el puente porque a ellos les conviene. Bien sr. Wellbach. Aplaudo que se digan las cosas tal como son. Esta, es una integración interesada. Y así no nos conviene. Defendamos lo nuestro reclamando con vehemencia la condición de Área Aduanera Especial para nuestra Provincia. Si la obtenemos, será el momento de ver cuanta integración realmente quieren nuestros vecinos.
Sabemos que disfrutamos de la Provincia más linda de la Argentina. Sabemos que por tanta belleza causamos envidia. Sabemos que la inmensa mayoría de los habitantes de la Argentina nos consideran privilegiados. Y entonces, ¿de qué nos quejamos? Pues bien, nos quejamos por todo lo que no sabe el resto del país, que paradójicamente, también tiene que ver con nuestra fantástica geografía. Lo que no saben son las consecuencias desastrosas que nos trajo esta distinguida ubicación. No saben que fuimos relegados de las obras necesarias en materia de caminos y puentes por decisión de los organismos de defensa del estado que manejaban la hipótesis de conflicto con Brasil. No saben que por aplicación del decreto ley de 1944 sobre “zonas de seguridad de fronteras” nadie podía establecerse en la Provincia sin la debida autorización de la Comisión de Defensa, que por supuesto dirigía la cuestión a su antojo desde Buenos Aires. No saben que esta hermosa prolongación argentina padeció desde siempre el flagelo del contrabando, que genera una importante deformación cultural de la sociedad, en tanto surgen millonarios sin explicación de causa. No saben que esta particular inserción que tanto aprecian, nos expuso desde siempre a la penetración del narco tráfico proveniente del Paraguay, que al principio nos afectó por el tránsito de la droga, y que luego nos perjudicó por la radicación definitiva entre nuestra gente. No saben que la decisión estratégica de protección del medio ambiente nos generó el esfuerzo de crear el único ministerio de ecología del país. No saben que cuidar y preservar nuestros montes que tanto oxigeno producen, nos generan infinidad de problemas con consecuencias económicas para nuestros pobladores, que muchas veces aceptan a regañadientes los conceptos de “corredor verde”. No saben que el sistema de áreas naturales protegidas de casi 800.000 ha que ofrecemos a quienes nos visitan, nos requieren más de 100 unidades diferentes de conservación entre parques, reservas, monumentos naturales, áreas y refugios de vida silvestre. No saben que hicimos frustrados intentos para lograr los bonos de carbono que nos deberían pagar los que contaminan irresponsablemente el medio ambiente. No saben que somos los únicos del país que aún nos manejamos con garrafas de gas, ya que nuestra lejanía y especial ubicación no justifica la inversión en el gasoducto. No saben que la represa de Yacyretá que beneficia al país entero nos significó tener a Posadas y sus alrededores en obras durante 20 años. En fin, en mi opinión nuestros compatriotas no tienen idea de lo mucho que nos sacrificamos en el pasado para colonizar esta cuña de argentinidad, tan fácilmente identificable desde los primeros años de la primaria; ni tampoco saben lo que brindamos al resto del país para facilitar y mejorar su existencia.
En estos cruciales momentos que vive nuestra provincia, en que estamos reclamando un tratamiento diferencial en términos tributarios y fiscales, cuando estamos pidiendo que nos tengan un poco de consideración y nos concedan la condición de Área Aduanera Especial, para poder enfrentar tantas variables externas desfavorables, es preciso que todo Misiones se aliñe y haga su aporte. Tenemos que dar a conocer al país todas las desventajas y contras que hemos soportado y aún hoy padecemos, por estar haciendo patria en este enclave diferente. También tienen que saber que hasta acá los bancamos en silencio; ahora reclamamos al país central que nos permitan pelear en igualdad de condiciones, con Brasil, con Paraguay, y con la propia Argentina. Ya hicimos suficientes méritos. Nos merecemos una recompensa.
Van a ser ya 4 años que estoy insistiendo con la propuesta de lograr para todo Misiones la categoría de Área Aduanera Especial. Estoy persuadido que será un cambio fantástico para todos nosotros en términos de crecimiento y desarrollo. Nos alejaríamos para siempre de las perimidas recetas tradicionales, que darán los mismos resultados, que están a la vista y que no son alentadores, por decirlo de una manera diplomática. Con gusto veo que el Gobernador y el Ministro de Economía han hecho una presentación formal ante el Ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas en este sentido. En mi opinión, deberíamos pedir mucho más de lo solicitado, porque el daño que nos hizo el resto del país es muy pero muy grande.
Y no estoy exagerando. El perjuicio comienza hace 100 años cuando por razones de seguridad nacional nos congelaron todo tipo de obras para dificultar una probable invasión de Brasil. Eran los tiempos en que cualquier emplazamiento en nuestra provincia tenía que contar con los permisos de habilitación que se emitían en Buenos Aires, que eran costosos, engorrosos y de larga tramitación. Con la democracia se superaron estas barreras, pero de nuevo hubo que lidiar con los intereses del país central, que como tenía y tiene saldo positivo en la balanza comercial con el Paraguay, nos mandó al muere, nos desprotegió por completo obligándonos a acostumbrarnos a una malaria incomparable, y tuvimos que aguantar estoicamente la triste visión de pueblos y ciudades cayendo silenciosamente en sus realidades y aspiraciones. También sufrimos el embate desde la propia economía en el orden nacional, ya que no es otra cosa esta tremenda injusticia en la que estamos inmersos en cuanto a la coparticipación, ya que, siendo actualmente la 8ª economía del país, estamos décimo segundos en la distribución.
Cabe señalar que, sacando las cuatro provincias centrales del país, que son Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe, Misiones es el distrito que menos coparticipación percibe per cápita. Tal como les comento, nada bueno hemos recibido desde los escritorios de Buenos Aires. Y aun así nos venimos arreglando; seguimos empujando, pero siempre en subida. Esto no es justo y debemos esforzarnos, nuevamente, para salir adelante. Con la categoría de Área Aduanera Especial podemos reinventar nuestra provincia, con enormes posibilidades de cambiar el curso de nuestra historia, esta vez para siempre.
Pero hay que alzar muy alta la voz de toda la dirigencia; no es solamente la del Gobernador, sino también la de todos los Ministros, Secretarios, Subsecretarios y los asesores de todos ellos. También es necesaria la voz del Poder Judicial donde está el Superior Tribunal de Justicia, los Juzgados, Fiscalías, Defensorías. Está el Tribunal de Cuentas, los Entes Autárquicos, los Legisladores provinciales, nacionales y sus asesores. Los 76 Intendentes, los Concejos municipales. También la dirigencia empresarial y sindical. La sumatoria alcanza a no menos de 700 funcionarios, que son nuestros representantes de primer nivel, y tienen la obligación de actuar para cuidarnos y protegernos.
Por definición, ellos deben ser los mejores, los más capacitados, los más comprometidos, los que más pelean por nuestro terruño; todos ellos deberían ir tras una sola bandera de lucha, que es la de pedir el Área Aduanera Especial para Misiones y de esta manera impedir que los sueños de nuestros abuelos, padres y el nuestro, queden en la nada. Y por el bienestar de nuestros hijos y nietos. A todos ellos me refiero cuando reclamo que se involucren activamente. En todos ellos pienso, cuando digo dirigencia.
Todos tenemos la imagen de Brasil emprendiendo proyectos realmente importantes. Y es que realmente es
un país inmenso, que tiene un territorio 3 veces más grande que el nuestro, un PBI 4 veces mayor, y 5 veces
más habitantes, que tardó en arrancar más que nosotros. Cuando éramos promesa mundial, ellos ni siquiera
sonaban en el concierto de las naciones. Desde el advenimiento de la democracia empezamos a empatar,
luego nosotros nos ralentizamos y ellos arrancaron, y más tarde nosotros nos detuvimos y ellos aceleraron.
Hoy nos miran por el espejo retrovisor, son la novena potencia mundial y activos miembros del BRIC, el
conglomerado de países de máxima potencialidad, que comparten con Rusia, India, y China. Tienen 17.000
km de fronteras terrestres de los cuales solamente 1.100 km son con Argentina, es decir solamente un 6%.
Pues en estos pocos kilómetros, este coloso mundial tiene en proceso de instalación 8 tiendas de frontera,
que son comercios minoristas libres de impuestos, en los que cada comprador, sea brasileño o turista, puede
usufructuar esta ventaja incomparable con compras de hasta u$s 300 por mes. Si, escucho bien, unos 40.000
pesitos por mes y por persona exentos de impuestos. Como ya les comenté, en el año 2012 Brasil autorizó
por ley la instalación en 33 ciudades gemelas de comercios duty free, o lojas francas. Lo real es que este
vecino gigante apunta a nuestros bolsillos con misiles de alto calibre, y eso es muy preocupante para la
economía misionera.
Hay quienes se esperanzan en que el gobierno nacional va a reglamentar el art. 10 de la ley 27264,
conocida como ley Pyme, que otorga incentivos fiscales a las micro, pequeñas y medianas empresas
ubicadas en zonas de fronteras. Este apartado especial otorgaría la facultad al Poder Ejecutivo
Nacional para compensar los desequilibrios económicos provocados por las asimetrías originadas en
razones de competitividad, o en las variaciones del tipo de cambio con los países limítrofes, y está
destinado a las empresas ubicadas en una franja de 50 kilómetros a contar del límite fronterizo
internacional que corresponda. Un total de 125 ciudades estarían comprendidas en estos
beneficios. Ni la más frondosa imaginación puede concebir lo que será la lucha descarnada para
imponerse por sobre el resto de interesados cuando se dé el debate. Es casi tan imposible como
lograr la rediscusión del porcentaje de coparticipación, que nos perjudica seriamente desde hace
muchos años, pero que no hubo ni hay posibilidad alguna de lograr cambiarlo.
El planteo inteligente para beneficiar a nuestra provincia tenemos que vincularlo a la singularidad
de su enclave, es decir, su muy particular ubicación geográfica, que salta a la vista del total de la
población argentina. Desde tercer grado los habitantes de nuestro país saben que estamos
acorralados por Paraguay y Brasil, que tenemos el 90% de nuestros límites con el extranjero. Esto es
una tremenda fortaleza que nos habilita para solicitar condiciones excepcionales para nuestro
normal funcionamiento. Y esas condiciones tan particulares están contempladas en la legislación
nacional; se denomina Área Aduanera Especial y consta en el Código Aduanero Nacional, es decir
que no hay que crear nada nuevo; hay que aprovechar algo que ya existe.
Esta condición nos
pondrá en situación sumamente ventajosa frente a los vecinos de ambos lados, y también respecto
al resto del país que tanto nos ha marginado. Nos merecemos esta consideración. El gobernador la
está solicitando a Buenos Aires, pero no veo que su entorno y toda la dirigencia misionera lo esté
acompañando.
Hay que convertir el pedido en clamor popular.
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