Investigan los safaris humanos pagados por unos ricos durante la guerra de Bosnia
Estamos acostumbrados a consumir contenido cada vez más explícito.
En títulos como ‘los juegos del hambre’ ‘el juego del calamar’, la purga y otros por el estilo.
Sin embargo, como suele suceder, la realidad supera con creces a la ficción.
La Guerra de Bosnia fue un conflicto brutal que estalló en abril de 1992 tras la desintegración de Yugoslavia.
Bosnia Herzegovina declaró su independencia y la tensión explotó entre sus musulmanes, serbobosnios y croatas.
La contienda duró casi 4 años, hasta diciembre de 1995.
Al final, firmaron los Acuerdos de Dayton que dividieron Bosnia y Herzegovina en dos entidades político-administrativas.
Esta guerra dejó más de cien mil muertos y dos millones de desplazados.
Fue una gran crisis humanitaria en Europa.
El sitio de Sarajevo duró casi cuatro años de constante sufrimiento.
Recientemente, la fiscalía de Milán investiga unas denuncias sobre unos supuestos viajes, pagados por ricos.
Los safaris humanos.
En la denuncia alegan que pagaron grandes sumas de dinero por diversión.
Para disparar contra civiles y gente inocente en la ciudad sitiada de Sarajevo.
El periodista y novelista Ezio Gavazzeni es quien ha iniciado estas pesquisas.
Él lo describe como una cacería humana llevada a cabo por personas muy adineradas.
Y pagaban para disparar desde posiciones serbias en las colinas que rodean Sarajevo.
Según algunos informes había todo un catálogo en función de la persona a la que matasen.
Había tarifas diferentes para disparar a hombres, mujeres, ancianos, a niños o a mujeres embarazadas.
Los precios más altos se pagaban para acabar con la vida de los más pequeños.
Solían pagar entre 90.000 y 110.000 euros al cambio actual.
Calculan que unos 200 italianos y de otras nacionalidades viajaban hasta allí ataviados con ropa de camuflaje.
Se desplazaban desde las regiones de Triveneto, Piamonte o Lombardía.
Volaban desde Trieste a Belgrado utilizando las infraestructuras de una antigua compañía aérea de vuelos.
Luego cruzaban los puestos de control en minibuses pagando sobornos.
Con la excusa de que asistían a misiones humanitarias.
Una vez en Saravejo los despiadados ricos se colocaban junto a las tropas serbobosnias en las colinas.
Y disparaban desde las alturas contra la población civil indefensa.
Se notaba que eran de fuera porque usaban ‘armas de caza’.
Eran más bien, armas para disparar en un safari y no en una guerra.
Después de vivir esa inhumana experiencia regresaban a sus países como si nada.
Eran empresarios y gente poderosa del norte de Italia, de España, Francia, Canadá o de Estados Unidos, entre otros sitios.
La mayoría tienen ahora entre 65 y 80 años.
Gente que va de respetable a rezar a la iglesia los domingos.
El escritor Gavazzeni ha incluido el testimonio de un oficial de inteligencia militar bosnio.
Dicho oficial comunicó lo que se sospechaba al Sismi, a la inteligencia militar italiana, a principios de 1994.
El documental de 2022 titulado ‘Sarajevo Safari’, del director esloveno Miran Zupanic, también documenta este macabro hecho.
En el informe con la denuncia de 17 páginas, Gavanezzi adjunta el informe de la exalcaldesa de Sarajevo, Benjamina Karic.
De momento solo mencionan a tres hombres: Uno de Turín, otro de Trieste y el último de Milán que es el propietario de una clínica privada de cirugía estética.
Los Safaris humanos no son un cuento ni una leyenda urbana.
Existieron… y todavía se realizan.
Forman parte de lo peor de la condición humana, la deshumanización del prójimo.
En un escenario de guerra, la moral se derrumba y la impunidad reina.
Esperemos que estas personas que no vieron a otros seres humanos por su mira telescópica paguen cara su atrocidad.
Que den la cara delante de la justicia y de las familias a las que destrozaron.