Tenemos el derecho de ser llamados hijos legítimos de Dios, por mandato y gracia de Dios mismo.
Nuestro éxito espiritual proviene de la paternidad que el Padre nos hereda
La voz de la Iglesia de Dios debe acoger a todos aquellos huérfanos de la palabra Divina
Nuestra identidad como hijos de Dios, se refuerza aun mas por haber sido concebidos en amor