Imaginando llegar a Venecia por el mar, como los que llegaban a bordo de una nave, se ve sobresalir la inconfundible imagen del Palacio Ducal, el edificio más célebre de la ciudad, el símbolo más representativo de su cultura que contribuye, junto con la basílica de San Marco en el fondo y la placita en primer plano, a configurar uno de los escenarios más famosos del mundo.

El más majestuoso de los monumentos venecianos, y el que más que cualquier otro representa la grandeza de Venecia, sin dudas es la Basílica de San Marco. Para realizarla se necesitaron varios siglos, para luego sufrir varias transformaciones y ser enriquecida con tesoros y artículos valiosos, a menudo provenientes del lejano oriente.

Son millares los turistas que hoy se reúnen en Venecia por su espectacular Carnaval. Festejar enmascarados, dentro de las mágicas escenografías de esta ciudad, significa ser protagonistas de una experiencia simplemente excepcional. Las inquietantes y misteriosas máscaras venecianas que observan entre los callejones de la ciudad ya son parte de nuestro imaginario e invocan irresistiblemente a la que es sin dudas una de las experiencias únicas en el mundo: revivir en lo que fue Venecia en el ‘700.

El Circo Máximo: Las carreras estaban circundadas por excitación, riesgo y tensión.

El Panteón: dedicado a todos los dioses es el monumento romano con mayor cantidad de primacías

El Coliseo: El anfiteatro más grande e imponente del mundo romano