No eres libre de renunciar la libertad, sino sólo de negarla. No puedes hacer lo que Dios no dispuso porque lo que Él no dispuso no puede tener lugar. Tus dioses no son los causantes del caos; tú les adjudicas el caos y luego lo aceptas de ellos. Nada de esto ha tenido lugar jamás. Nada, excepto las leyes de Dios, ha existido jamás; y nada, excepto Su Voluntad, existirá jamás.