Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
Isaías 66:2
Orando en la mañana hace unos días, miraba al cielo y veía esa inmensidad, y mi mente se transportó a nuestro universo donde estan los cuerpos celestes. Y meditaba en el tamaño de nuestra tierra y del sol, y recordé algo que había visto hace un tiempo sobre algunas estrellas que eran mucho más grande que el sol, y cuando hacen la comparación de una de las estrellas más grande descubierta, la estrella Antares
dicen que es tan grande que pudiera contener 64,000,000 estrellas del tamaño de nuestro sol. Imagínese que tremendo!
Cuando uno ve la imagen se queda perplejo. No se ve el sol ni la tierra en la foto. No nos vemos allí. Eso me deja pensando cuán pequeños somos, y cuán grande es ese Dios que creó todo eso, que creó todo lo que muchos han visto y no han podido describir, y que también creó todo lo que aún no hemos descubierto. Me maravillo al ver que siendo ese Dios tan grande, tan excelso, tan Indescriptible, quizo relacionarse conmigo, contigo y nos dio a Jesús para que nos tuviésemos vida cuando mereciamos la muerte. Ese Nombre de Jesús es el que da vida, es el que cambia todo, el que restaura, el que desbarata las tinieblas. Ese es mi Cristo. Que lindo que hoy pongamos su Nombre en alto y reconozcamos cuan hermoso, cuan majestuoso y cuan poderoso es su Nombre!