El rey David deja su testamento para su hijo Salomón y le exhorta a ser fiel a Dios con sus mandamientos. Sólo así tendrá éxito en su gobierno, llevará prosperidad a su pueblo y las promesas de Dios se prolongarán en su descendencia. El evangelio nos presenta él envió del Señor a una experiencia misionera siempre actual y vigente. Envío que exige libertad y confianza en la providencia de Dios, signos de credibilidad de la acción evangelizadora. ¡Maestro, libéranos de todo aquello que nos impide realizar nuestra misión!