El propósito de la Gracia es que cada quien se acerque a Jesús, y que aprenda a vivir en dependencia directa del Señor.
Aceptar a Jesús significa estar dispuesto a someterse a su Señorío. Pero uno que no ha reconocido que el pecado lo ha alejado de Dios no puede someterse bajo su Señorío, así que el primer paso es arrepentirse de su condición de pecado, para que reciba perdón de pecados,
El arrepentimiento es un acto único que se ejecuta en el momento cuando cada quien tomamos la decisión de ponernos a cuentas con el Señor, y a acercarnos a su presencia.
Sin embargo, en la medida en cada quien nos sometemos al Señorío de Jesús, en esa medida denunciamos y entregamos conductas de maldad que han gobernado nuestras vidas y han sido el distintivo del yo personal de cada quien.