En ocasiones estamos expuestos a ciertas situaciones fuera de nuestro control, que directamente afectan nuestra vida, de buena o mala manera.

Cuando nos acostumbramos a siempre ser adulados por lo que hacemos, tarde o temprano iniciamos a hacer todo por los demás y no por nosotros mismos.

Hay puertas que permanecen abiertas y podemos entrar por ellas sin ningún problema, pero la pregunta que debemos hacernos si en realidad deberíamos entrar por ellas.

Si profundizamos en la historia de Israel como pueblo de Dios veremos que la mayor parte del tiempo pasaron esclavizados, acompáñanos con este recorrido.

En ocasiones cruzamos la linea que separa la exaltación que le rendimos a Dios y la vanagloria.

Muy a menudo caemos en la ansiedad, y esta nos lleva a desesperarnos y con ello tomar malas decisiones