De acuerdo a un reciente estudio publicado en “The Lancet Healthy Longevity”, la prolongada exposición a contaminación en el aire no sólo tiene consecuencias en los pulmones y el corazón, también en el cerebro.
En el detalle, los nuevos datos refuerzan que contaminantes como el dióxido de nitrógeno y el material particulado fino producen cambios estructurales claves en el cerebro y aceleran el deterioro cognitivo en la vejez debido a la muerte neuronal.
En #SinPretexto, conversamos al respecto con Josefina Cruzat, investigadora del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BRAINLAT) de la Universidad Adolfo Ibáñez. "La contaminación atraviesa la barrera hematoencefálica, llega al cerebro, se deposita ahí y empieza a alterar todos los procesos fisiológicos normales, con lo que acelera la muerte neuronal", apuntó la especialista respecto a los dañinos efectos en la estructura cerebral.
Pero Cruzat fue más allá y advirtió que los micro y nanoplásticos son partículas contaminantes que entran a nuestros cuerpos a través del aire, agua y alimentos. ¿Qué efectos tienen? "Son de fácil absorción y circulación en la sangre y se ha visto que también atraviesan la barrera hemotoencefálica, generan inflamación crónica en el cerebro y estrés oxidativo que se vinculan a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer".