Aunque el sonido de Diamante Eléctrico, uno de los referentes
de ese rock colombiano con tanta vocación por formar parte del ecosistema
alternativo como del mainstream, siempre ha conectado con ritmos como los del
funk o el soul, su principal compositor y frontman, Juan Galeano, decidió justo
unos días antes del confinamiento global, que era buen momento para retomar una
faceta en solitario que había dejado aparcada desde que centrase todos los
tiros en Diamante Eléctrico.
¿Qué busca Galeano en solitario que no pueda plasmar en
un grupo que ha conseguido ya tres Grammy Latinos, telonear a grupos como The
Rolling Stones o Foo Fighters y que goza de una popularidad y una expansión
evidente? Probablemente, retomar algunos tics que el colombiano proyectaba en
sus primeros trabajos, mucho más cerca de un sonido ‘de autor’, sin buscar la
descarga groove-rockera de Diamante Eléctrico.
Creedme que lo consigue en “Acabadabra”, un álbum que se
autoeditó el propio bogotano, y en donde, más que acercarse a ese sonido de
rock negro que abarca desde Prince a The 1975 en Diamante Eléctrico; proyecta
unas marcas que lo acercan mucho más a la generación de centennials que iluminan
un pop de autor que bebe de cadencias como el r&b, los mellow beats del sur
de los Estados Unidos, el groove de un neo-soul tratado desde el prisma del
trip-hop, y un imaginario en el que retoma su pasión por Jeff Buckley pero sin
perder pista el sonido de nuevos popes nacidos a finales del siglo XX como Omar
Apollo, Choker o Daniel Caesar.
En menos de 40 minutos y once canciones, Juan Galeano
pasea por aires que nos lleva hacia una suerte de Motown doméstica (“Kintsukoroi”),
bascula el funk cósmico de Prince (“Ando en la fiesta”), dibuja un medio tiempo
para hacer petting con las guitarras de Illya Kuryaki & the Valderramas (“El
Diccionario” o “Lento, lento”); tira de falsete para proyectar una new wave
posmoderna (“Hotel Desamor”); juega con el ritmo tirando hacia atrás para
firmar un pop de autor tan sinfónico como doméstico (“Madre”); y hasta se
acerca a un bolero funky (“Por kilos”).
Los fans de Diamante Eléctrico deberían estar
especialmente contentos: no solo la banda no se disuelve (así lo demuestran los
tres singles que publicaron este año), sino que encuentran en la faceta solista
de su líder una vía para disfrutar de un repertorio más íntimo, sexy y moderno.
Alan Queipo