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En este devocional, seguimos explorando la segunda bienaventuranza: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4). A través de ejemplos bíblicos como David y Job, el pastor nos guía a comprender que este llanto no es cualquiera, sino uno profundo, sincero, fruto de reconocer nuestra bancarrota espiritual. Este tipo de llanto —que el griego define como el más intenso y desgarrador— refleja un corazón quebrantado ante Dios. El mundo no entiende cómo alguien que llora puede ser feliz, pero el reino de Dios opera en lógica celestial: los que se reconocen como mendigos espirituales son los que son verdaderamente consolados. También se nos exhorta a evitar las pausas espirituales que enfrían nuestra fe y abrir nuestro corazón a una transformación real. Solo quienes se lamentan por su pecado son restaurados por la gracia divina. ¿Tienes ese llanto hoy?
By IDEC, Techo VerdeEn este devocional, seguimos explorando la segunda bienaventuranza: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4). A través de ejemplos bíblicos como David y Job, el pastor nos guía a comprender que este llanto no es cualquiera, sino uno profundo, sincero, fruto de reconocer nuestra bancarrota espiritual. Este tipo de llanto —que el griego define como el más intenso y desgarrador— refleja un corazón quebrantado ante Dios. El mundo no entiende cómo alguien que llora puede ser feliz, pero el reino de Dios opera en lógica celestial: los que se reconocen como mendigos espirituales son los que son verdaderamente consolados. También se nos exhorta a evitar las pausas espirituales que enfrían nuestra fe y abrir nuestro corazón a una transformación real. Solo quienes se lamentan por su pecado son restaurados por la gracia divina. ¿Tienes ese llanto hoy?