La vida en la Edad Media no fue fácil, perneaba el pensamiento mágico-religioso, era difícil y castigado cualquier avance científico y por diversión algunos chocaban lanzas de madera de más de dos metros a caballo. Fueron muchos los que perecieron o resultaron heridos en estos combates/formas de entretenimiento, pero fue el rey de Francia Enrique II quien aprendió la lección del peligro de estas prácticas de la manera más dolorosa.