Este es un tema un poco polémico hoy en día para tratar en el ámbito de la iglesia. Me refiero a los diezmos y ofrendas que cada cristiano verdadero sabe que tiene el deber de dar en su iglesia local. La Biblia dejó muy claro el tema de los diezmos y ofrendas a pesar de que hay muchos falsos maestros que han torcido esta enseñanza, yéndose a los extremos: Por un lado tenemos el bando de los que despellejan a las ovejas inventando todo tipo de falacias de prosperidad que si das cierta cantidad, recibes el doble y vas a tener tu milagro, y siembra por aquí y por allá, y cada vez vemos mayor pobreza en esas personas, mientras que su falso líder engorda su vientre y su bolsillo a costas de esos que no saben lo que están haciendo. Por otro lado tenemos al bando de los que falsamente enseñan que los diezmos y ofrendas son parte del antiguo pacto nada más y que a partir de la gracia nadie tiene que hacerlo más. Tal enseñanza es completamente falsa. Ellos se basan en que en el nuevo testamento ya no ven el diezmo como algo mandatorio, pero ellos también están errados. Si nos fijamos en Hechos 4 vemos que los primeros cristianos no decían tener suyo propio nada, sino que tenían todas las cosas en común, que había pobres pero no necesitados, y si analizamos, esto significa que los creyentes eran generosos al dar a la iglesia, y que probablemente daban mucho más que el diez por ciento de sus ganancias, o sea, que el diezmo. Entonces la pregunta es: ¿Qué eliges? Porque lo único que nos pide el Señor es el diez por ciento, pero que lo des con el corazón alegre, porque estás dándole al Señor de lo mucho que Él te ha dado. Si no es así, no habrá valido la pena. Hay muchos que aún nos sorprenden cuando dicen que dan una parte a la iglesia (menos del 10 por ciento) y otra parte de ayuda a sus familiares en sus países donde anteriormente vivían, algo que está bien, pero no tomando parte del diezmo que debe ir completo a la iglesia local donde nos alimentamos y nutrimos cada semana, y donde hay gastos que cubrir. Además de eso vemos personas que por costumbre no ofrendan, solo diezman, y otros que si ofrendan, lo hacen en la mínima expresión porque no tienen la cultura de ofrendar con generosidad, y otros que lo hacen porque simplemente no le dan la importancia que tiene a la obra de Dios aquí en la tierra. El que no quiere diezmar y solo piensa en su beneficio, siempre encontrará excusas para no hacerlo, mas el que lo hace con alegría busca oportunidades para ofrendar cuando ya ha dado su diezmo. Yo doy testimonio de la mano de Dios fiel y proveedora cuando te atreves a devolverle de lo mucho que Él te ha dado. Hay millonarios que han practicado diezmar pero no solo el 10 por ciento, sino hasta el noventa por ciento y Dios les ha bendecido aún más. Mis hermanos, yo estoy en contra de la manipulación de los que engañan pidiendo sumas de dinero injustificadas para su propio provecho, pero estoy muy a favor de lo que Dios ha ordenado en su Palabra y que trae grandes beneficios no solo para la casa de Dios, sino también para nuestras vidas.

Malaquías 3:10-11 dice:

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

  Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.