Debemos situarnos en un viernes cualquiera del curso en una escuela de capital de provincia, un centro de una sola línea. La historia me la contó Andrés, que entonces era el tutor de 1º de Bachillerato. Carlos, un chico de su curso, se había marchado con síntomas de enfermedad a casa sobre las doce. Y ese mismo día a las doce y media, tres alumnos de la clase, que sabían que el profesor de Mates se había ido de colonias con los de 4º, se marcharon a casa dos horas antes.
A partir de esta historia, analizamos cómo gestionar el descontento por nuestros errores.