Cómo el nacimiento de la agricultura y la ganadería, hace unos 10.000 años, transformó radicalmente la dieta de nuestros antepasados: de cazadores-recolectores a agricultores sedentarios. Exploramos por qué este cambio, aunque trajo abundancia, también trajo nuevas enfermedades, carencias nutricionales y una salud más frágil. Analizamos cómo esta dieta moldeó nuestros cuerpos: mandíbulas más pequeñas, digestiones más complejas y cambios genéticos que aún llevamos. Y, finalmente, revelamos el papel decisivo de la cultura culinaria: el fuego, la cocción, la fermentación y la conservación que no solo hicieron la comida más segura, sino que también impulsaron nuestra evolución cognitiva y social.