Los antiguos cuentan que un día Nuestra Madre Diosa creó a los dioses para que cuidaran el agua y regaran la tierra. Los hizo de algodón y los dejó en una laguna, pero ellos se cansaron de estar ahí, por lo que Nuestra Madre se los llevó al cenit. Sin embargo, cansados de estar colgados, con la ayuda de Tajá’a, el Hermano astro, usaron sus flechas, extrajeron células de su cuerpo y formaron la tierra; y con un mechón de nuestra madre, comenzaron a tejer un Tsíikiri, u ojo de Dios. Entonces, la diosa puso encima la tierra y ordenó a los dioses que la pisaran y estiraran mientras bailaban “El Mitote”. Así se creó el mundo. Así lo contamos los Coras.