Vuelvo a recordarles a ustedes, los famosos Santuarios Sagrados de los auténticos Gnósticosrosacruces (esoteristas de la Edad Media): cuando el neófito era conducido hasta el centro del Lumisial, llevaba los ojos vendados. Alguien le arrancaba la venda y entonces el neófito, atónito y perplejo, contemplaba una figura insólita. Allí estaba, ante su presencia, el MACHO CABRÍO de Méndez (figura extraña, el Diablo). En su frente lucían los cuernos, sobre su cabeza una antorcha de fuego (sin embargo, algo indicaba que se trataba de un símbolo). En el Lumisial de la Iniciación, el neófito se hallaba ante la figura de TIPHÓN BAPHOMETO, la terrible figura del Arcano 15 de la Cábala (la antorcha, ardiendo sobre su cabeza, brillaba. Además, la Estrella Flamígera de cinco puntas, con el ángulo superior hacia arriba y los dos ángulos inferiores hacia abajo, nos indica que no se trataba de una figura tenebrosa).
Se le ordenaba al neófito, besar el trasero al Diablo. Si el neófito desobedecía, se le ponía otra vez la venda y se le sacaba por una puerta secreta (todo esto sucedía a la media noche; jamás el neófito sabía por dónde había entrado ni por dónde había salido, porque los Iniciados se reunían siempre a la media noche, teniendo sumo cuidado para no ser víctimas de la Inquisición). Mas si el neófito obedecía, entonces en aquel cubo (sobre el cual estaba sentada la figura del Baphometo) se abría una puerta. Por allí salía una Isis que recibía al Iniciado con los brazos abiertos, dándole, enseguida, un ósculo santo en la frente. Desde ese momento, aquel neófito era un nuevo hermano, Iniciado de la Orden.
Ese Macho Cabrío, ese Tiphón Baphometo, ese Lucifer, resulta bastante interesante, porque es la energía sexual, la energía que hay que saber utilizar, si es que queremos realizar la Gran Obra.
Samael Aun Weor