En el mismo centro de los durísimos años 90, acompañándose de su propia banda: "La Élite", Paulito brilló con luz propia convirtiéndose en una de las voces distintivas de la "timba cubana".

La renovadora corriente, aunque no consiguió sacudirse del todo el nombrete de "salsa" por cuestiones comerciales y la ausencia de una maquinaria de difusión con suficiente autonomía e independencia, en lo formal y estilístico sentó una pauta originalísima, reubicando nuevamente a la música popular cubana en el mapa.

Aquel muchachito que escuchaba al Beny, a The Beatles y a José Feliciano, lo tenía todo para triunfar: timbre vocal distintivo, afinación perfecta, musicalidad, oído armónico, sentido del ritmo y dominio de la improvisación, cualidades todas respaldadas por una tremenda energía que, con carismático desenfado, desplegaba en la escena. Sin dudas su paso por importantes agrupaciones como "Dan Den" y "Opus 13" fue decisivo.

Fruto de cierta apertura en el entramado comercial vinculado al turismo, a la aparición de nuevas casas discográficas y algunas libertades que durante los años 60 le habían sido arrebatadas al sector artístico musical, las fórmulas económicas con que el régimen perseguía evadir el naufragio económico post perestroika permitieron que la banda sonora de los 90 pariera "la timba".

Paulito pronto se convirtió en una de las voces icónicas de aquel boom donde confluyeron, entre otros: el Tosco con NG la Banda, Manolín, Isaac Delgado, Michel Maza con la Charanga Habanera y Los Van Van, estableciendo un peculiar mapa bailable en puntos calientes como "La Tropical", "La Piragua ", "La Cecilia", la "Casa de la Música Habana", el "Palacio de la Salsa" y "la Macumba".

Con una carrera sostenida, idénticos su carisma, perseverancia y entrega, mantuvo intocable el ángel que lo distinguió durante más de tres décadas en los escenarios de Cuba y el mundo, apoyándose en un repertorio donde lo mismo habitaban la timba, el montuno, el guaguancó, la balada y el bolero.

Para el público cubano, con esa vieja costumbre de achicar los nombres de sus ídolos más queridos, fue sencillamente: Paulito, o el "sofocador de La Habana".

Su discografia hace mucho es referente obligado para entender la constante evolución de la música popular en la Isla así como para acercarnos de alguna manera al espíritu de aquellos durísimos años 90 cuando Paulo FG logró convertirse en una de las figuras descollantes de la timba.

A puro talento se ganó el respeto de su público.

Nació el 11 de enero de 1962 y murió, víctima de un lamentable accidente automovilístico, el 1ro de marzo de 2025 en La Habana, la mejor de sus plazas, la que lo vio crecer como artista y lo catapultó a los escenarios del mundo.