Hoy nos hemos ido a un lugar que forma parte de la historia de Asturias. Allá por 1901, un grupo de propietarios, comerciantes y banqueros ovetenses, crean lo que llegaríamos a conocer como la fábrica de loza de San Claudio.

Su ubicación era perfecta, abastecimiento de aguas y de carbones y una perfecta conexión ferroviaria. De hecho, la fábrica contaba con un ramal, que enlazaba con la línea Oviedo-Trubia y facilitaba así, el transporte de los materiales.

Lamentablemente, la llegada de lozas baratas de china y las pautas de consumo, producen un declive que nunca se llegará a recuperar. La fábrica de San Claudio cae en el abandono y lentamente en la desaparición.

Hoy, nos queda el recuerdo, de una instalación, que llegó a ser una industria tan floreciente, que, a día de hoy, el nombre de San Claudio aún nos evocaba aquellas vajillas de calidad que se tenían en las casas para los días de fiesta, y que hoy por desgracia, ya son historia.