Lo que para nosotros se vuelve imposible, para Dios es absolutamente posible, y además fácil de hacer. Con Dios, la facilidad de lo imposible se vuelve algo cotidiano.
Lo que para nosotros se vuelve imposible, para Dios es absolutamente posible, y además fácil de hacer. Con Dios, la facilidad de lo imposible se vuelve algo cotidiano.