En 1928, un equipo de fútbol santiagueño se consagró campeón nacional. Era la primera vez que la provincia obtenía un título de estas características. Fue el primer antecedente de la gloria antes de que Central Córdoba repitiera la hazaña este 2024. Las crónicas santiagueñas de la época dicen que fue una generación de jugadores brillantes que no fue muy reconocida. Se despertaban a las siete de la mañana para entrenar, desayunaban una amplia variedad de nutrientes, se duchaban, de ahí se iban a sus casas o sus trabajos y volvían al mediodía al batallón de Gendarmería donde entrenaban. Dormían una siesta, hacían gimnasia, práctica de fútbol y se acostaban a las 21. Con esa rutina salieron campeones. Nos lo cuenta Adriana Medina en su última columna del año en #BuenasNotas.