Cada día mandamos mensajes por whatsapp o email, consultamos el GPS, pasamos un rato haciendo scroll por nuestras redes sociales o vemos una serie en alguna plataforma. Es decir, que parte de nuestra vida se desarrolla en el mundo digital, pero ¿sabemos exactamente qué impacto tiene cada una de estas acciones? Detrás de todo dato digital y algoritmo hay una infraestructura básica: los centros de datos. Prácticamente desde que existe internet se han hecho cálculos del consumo eléctrico de estas granjas digitales, pero su huella hídrica, también elevada, se está convirtiendo en el nuevo quebradero de cabeza de las grandes tecnológicas.