Jesse Manzano Plaza, experto en asuntos públicos y veterano de la Guardia Nacional, alertó que Estados Unidos acaba de vivir algo nunca antes visto: legisladores electos pidiendo a las Fuerzas Armadas desobedecer al comandante en jefe.

Un hecho que, en sus 50 años en este país, jamás había ocurrido.

Un acto que roza la traición

El llamado no fue simbólico ni retórico.

Fue directo.

Y para figuras militares retiradas, esto cruza la frontera constitucional.

Manzano aclara que la gravedad no está solo en lo dicho, sino en el precedente. Hoy se incita a la desobediencia. Mañana podría exigirse a la Guardia Nacional ignorar órdenes en una ciudad.

Una vez cruzada esta línea, la escalada es inevitable.

Un golpe a la seriedad institucional del país

Este episodio se suma a una serie de señales preocupantes:

 • incapacidad del Congreso para aprobar presupuestos,

 • crisis de gobernabilidad,

 • polarización extrema,

 • desgaste en la percepción internacional de Estados Unidos.

Según Manzano, este llamado a la insubordinación deteriora la esencia misma del sistema y transmite al mundo una imagen de país fracturado, incapaz de mantener el orden institucional que históricamente lo distinguió.

Para Manzano, el punto central es contundente:

los responsables de este llamado no eran ciudadanos anónimos, sino senadores y congresistas obligados a defender la Constitución.

Cruzar esta línea sin consecuencias abre la puerta a algo peor la próxima vez.