El sol caprichoso sobre el cielo, los minutos de espera, la cera abrazando el asfalto y el adoquín. Sonidos de puertas que se abren, murmullo entre el gentío, la espera. Aire perfumado de incienso y de nostalgias, la risa del chiquillo, la mano del abuelo, la lágrima de un padre. El abrazo de los hermanos, el sudor de los cuerpos, el relente de la noche. El globo en el cielo, las garrapiñás y las pipas, el tranco de un portal como asiento y descanso. El llanto de la corneta, el redoble de la caja, el eco de un tambor destempado. Un oboe en plegaria, saxofones en el trío, clarinetes de oración. El rachear de los pies, un penitente llorando en el anonimato, la derecha alante, la izquierda atrás. Golpe de pértiga, chorreo de parafina, olor a azucenas. El compás de una bambalina haciendo música. El arte, la tradición y la Fé dividida en secciones. Sine labe concepta, Padre mío y Redentor. Campanas infantiles que anuncian la Gloria, oraciones calladas que son la voz de la tierra. Estación de penitencia, tarjeta de sitio, medalla en el corazón. La belleza, la devoción y el recogimiento. Semana Santa en Granada. Un año sin procesiones, pero mucha memoria que contar.