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Nos encantaria Saber de ti y tu experiencia con palabras de Bendicion, envianos un mensaje de texto
Hoy… quiero que respires profundo
Quiero que por un momento cierres los ojos y te escuches. Porque este episodio no es para entretenerte… Es para confrontarte. Es para recordarte una verdad que a veces evitamos: La batalla más grande que pelearás en tu vida… es la batalla por tu propia alma.
Cuando pensamos en “pelear por nuestra alma”, imaginamos demonios, ataques espirituales, guerras invisibles… y sí, hay un mundo espiritual real.
Pero ¿sabes cuál es la pelea más brutal? La que se libra dentro de ti. La guerra silenciosa entre lo que eres… y lo que Dios quiere que seas, Entre tu pasado… y tu propósito, Entre tu orgullo… y tu quebranto.
Entre tu voluntad… y la voluntad del Padre.
Porque no siempre es Satanás quien quiere destruirte; muchas veces somos nosotros mismos los que nos estamos perdiendo.
Hay batallas que el enemigo no tiene que pelear…Porque nosotros mismos nos encargamos de destruirnos:
Jesús dijo:
“El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo.”
No dijo “niégate al diablo”.
Dijo: “Niégate a ti mismo.”
Porque tú eres tu mayor obstáculo, Tú eres tu mayor rival, Tú eres la voz que más te sabotea. Satanás tienta… pero tú decides.
Hay una fatiga emocional que no viene del diablo, sino de luchar contra ti mismo:
La Biblia dice:
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.” Pero ¿Cómo guardas algo que está en guerra consigo mismo? La respuesta es dolorosa, pero sanadora:
Rindiendo tu corazón a Dios, no a tus emociones.
No puedes salvar tu alma viviendo como tu peor enemigo, La verdadera pelea espiritual no se gana en un altar… Se gana en las decisiones diarias: Cuando eliges perdonar aunque duela, Cuando decides soltar lo que te hiere, Cuando escoges callar para evitar herir, Cuando escoges amar primero, Cuando vences tu orgullo antes de que tu orgullo te venza a ti, No siempre es Satanás quien te quiere destruir… A veces es tu terquedad, A veces es tu falta de perdón, A veces es tu ego. Y Dios no te pide que derrotes demonios primero, Dios te pide que te derrotes a ti mismo.
Porque el “viejo tú” es tu mayor enemigo.
Pelear por tu alma no es hablar en lenguas, ni gritar, ni reprender.
Pelear por tu alma es:
Esta es la batalla que define tu eternidad:
¿Le permitirás a Dios ganarte a ti… o seguirás aferrado a lo que te destruye?
Hoy te quiero preguntar algo que tal vez nadie te ha preguntado:
¿Qué parte de ti te está robando tu alma?
¿Tu orgullo?
¿Tu rechazo?
¿Tu trauma?
¿Tu deseo de tener control?
¿Tu dolor que ya se volvió identidad?
No le eches la culpa al enemigo por lo que todavía no has decidido entregar a Dios.
Porque tu alma depende de una sola decisión:
Palabras de Bendicion
By Angela VasquezNos encantaria Saber de ti y tu experiencia con palabras de Bendicion, envianos un mensaje de texto
Hoy… quiero que respires profundo
Quiero que por un momento cierres los ojos y te escuches. Porque este episodio no es para entretenerte… Es para confrontarte. Es para recordarte una verdad que a veces evitamos: La batalla más grande que pelearás en tu vida… es la batalla por tu propia alma.
Cuando pensamos en “pelear por nuestra alma”, imaginamos demonios, ataques espirituales, guerras invisibles… y sí, hay un mundo espiritual real.
Pero ¿sabes cuál es la pelea más brutal? La que se libra dentro de ti. La guerra silenciosa entre lo que eres… y lo que Dios quiere que seas, Entre tu pasado… y tu propósito, Entre tu orgullo… y tu quebranto.
Entre tu voluntad… y la voluntad del Padre.
Porque no siempre es Satanás quien quiere destruirte; muchas veces somos nosotros mismos los que nos estamos perdiendo.
Hay batallas que el enemigo no tiene que pelear…Porque nosotros mismos nos encargamos de destruirnos:
Jesús dijo:
“El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo.”
No dijo “niégate al diablo”.
Dijo: “Niégate a ti mismo.”
Porque tú eres tu mayor obstáculo, Tú eres tu mayor rival, Tú eres la voz que más te sabotea. Satanás tienta… pero tú decides.
Hay una fatiga emocional que no viene del diablo, sino de luchar contra ti mismo:
La Biblia dice:
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.” Pero ¿Cómo guardas algo que está en guerra consigo mismo? La respuesta es dolorosa, pero sanadora:
Rindiendo tu corazón a Dios, no a tus emociones.
No puedes salvar tu alma viviendo como tu peor enemigo, La verdadera pelea espiritual no se gana en un altar… Se gana en las decisiones diarias: Cuando eliges perdonar aunque duela, Cuando decides soltar lo que te hiere, Cuando escoges callar para evitar herir, Cuando escoges amar primero, Cuando vences tu orgullo antes de que tu orgullo te venza a ti, No siempre es Satanás quien te quiere destruir… A veces es tu terquedad, A veces es tu falta de perdón, A veces es tu ego. Y Dios no te pide que derrotes demonios primero, Dios te pide que te derrotes a ti mismo.
Porque el “viejo tú” es tu mayor enemigo.
Pelear por tu alma no es hablar en lenguas, ni gritar, ni reprender.
Pelear por tu alma es:
Esta es la batalla que define tu eternidad:
¿Le permitirás a Dios ganarte a ti… o seguirás aferrado a lo que te destruye?
Hoy te quiero preguntar algo que tal vez nadie te ha preguntado:
¿Qué parte de ti te está robando tu alma?
¿Tu orgullo?
¿Tu rechazo?
¿Tu trauma?
¿Tu deseo de tener control?
¿Tu dolor que ya se volvió identidad?
No le eches la culpa al enemigo por lo que todavía no has decidido entregar a Dios.
Porque tu alma depende de una sola decisión:
Palabras de Bendicion