En este episodio, Karin nos invita a reflexionar sobre la consideración y la empatía. Es que su esencia y lo que la hace feliz, es su preocupación por el bienestar del prójimo. Por esto, no es una sorpresa escucharla afirmar que “la peor experiencia como enfermera es ver un lugar donde los pacientes sean mal atendidos”.

En el ámbito organizacional, ella destaca que proporcionar un ambiente de libertad a las personas implica liberar su capacidad para desarrollar sus habilidades y contribuir a la creación de la clínica que desean.

Durante nuestra conversación, coincidimos en que el proceso de autogestión de los equipos fomenta esta libertad, que se convierte en una dinámica fundamental para aprender y enseñar.

Es un intercambio constante: yo cambio y el equipo cambia, el equipo cambia y yo cambio. Y esta dinámica, consiste en adoptar algunas prácticas fundamentales que fomentan el desarrollo y la cooperación dentro del equipo:

• Transferir conocimientos entre compañeros.
• Conocer a las personas en su integridad humana.
• Coordinar con el equipo para lograr a objetivos comunes.
• Ayudar y desarrollarnos entre todos.
• Mantener una comunicación directa.
• Decidir en conjunto, velando por las necesidades del paciente y del equipo.
• Resolver los problemas que se van presentando como dueños.
• Aprender a ser más independientes y responsables.
• Ser más empáticos con los pacientes.

Concluimos que el cimiento de las relaciones en la clínica debe estar basado en el respeto, la empatía, el cuidado y el desarrollo, ya que se trata de personas atendiendo a personas. Esta comprensión es fundamental para el bienestar tanto de los pacientes como del equipo.