Debemos aprender de las hormigas. Ellas trabajan, y lo hacen ordenadamente almacenando lo que van a necesitar después. No esperan que lleguen el momento de necesidad, ni dicen: Ahora soy joven, cuando lleguen las lluvias buscaré que comer. Las hormigas son trabajadoras y eficientes. La pereza es una pésima consejera. Te invita a vivir una vida de fracaso.