"—No confundan una sociedad totalitaria con una dictadura —dijo Kellman secamente—. Un estado totalitario alcanza cada esfera de la vida de sus ciudadanos, moldea sus opiniones en cada tema. El gobierno puede ser una dictadura, o un parlamento, o un presidente electo, o un concilio de sacerdotes. Eso no importa." Philip K. Dick nos entrega una visión intensa frente a la naturaleza de un régimen totalitario que a todas luces parece ser una democracia sana, donde las personas son intervenidas psicológicamente desde las costumbres y la tradición, convencidas de seguir a un líder espiritual inventado por la tecnología androide en una luna lejana de Jupiter.