Entró Jesús en el templo de Dios y por segunda vez echó fuera a los que vendían y compraban allí. Él estaba mostrando su soberanía sobre la casa de Dios. Empezó su ministerio limpiando el templo, y lo terminó de la misma forma. ¡Era celoso por la casa de su Padre!.

Los sacerdotes saduceos de aquel entonces, cobraban precios exorbitantes por los corderos aprobados para el sacrificio de la pascua. Si la gente traía su propio cordero, corrían el riesgo que los sacerdotes no lo aprobaran por algún supuesto defecto, porque querían venderles los corderos aprobados, ¡hasta 20 veces más que el precio normal! También hacían mucha ganancia cambiando el dinero de diferentes lugares a la moneda usada allí. Por eso Jesús se enojó y volcó las mesas.

Por otra parte, la maldición de la higuera estéril, es el único milagro negativo que se encuentra en los evangelios. ¿Por qué Jesús maldijo la higuera? Porque no tenía fruto, y Jesús quería enseñar una lección con esto. El milagro tenía un significado parabólico. La higuera representaba a Israel, espiritualmente estéril, que no aprovechó la oportunidad de arrepentirse y recibir al Mesías. Como consecuencia, sería juzgada y destruida.

¿Recuerda la parábola de la higuera estéril en Lucas 13:6-9, que el Señor dejó tres años para ver si daba fruto, y después la cortó? ¡Justo El Mesías había estado enseñando, sanando, liberando, y predicando el evangelio del reino por tres años! Israel incrédulo nos presenta una advertencia: cualquier institución cristiana que no dé el fruto debido se secará y dejará de existir tarde o temprano. Además, también el episodio nos enseña el poder de la fe.