En el desierto, Juan el Bautista proclamaba el bautismo del arrepentimiento para el perdón de los pecados. Y además era la persona que bautizaría a Jesús y por tanto transferiría los pecados del mundo a Jesús. Juan el Bautista era el último profeta del Antiguo Testamento, nacido en la casa del Sumo Sacerdote, y era el siervo de Dios que pasó los pecados del mundo a Jesús a través del bautismo, según la voluntad de Dios.