Al vicepresidente Chacho Álvarez ya se lo veía incómodo desde el día de la victoria electoral cuando junto a su compañero de fórmula Fernando de la Rúa intentaron cantar el himno arriba del ómnibus de campaña. Chacho no encajaba en el aparato, y se lo quisieron llevar por delante. Un día se cansó, y antes de ser atropellado prefirió correrse. Y renunció.